El día que fui CANívoro!!!

Esta historia es completamente real y sucedió allá por el año 2003. Me encontraba aún viviendo en La Paz.

Un intempestivo día de Junio recibí una invitación para degustar sabrosos manjares y bebidas espirituosas en la ciudad de Cochabamba. Nuestro anfitrión: un ex compañero de colegio quien tenía una propiedad a las afueras de la ciudad. Alrededor de 10 personas aceptamos la invitación y nos dirigimos, como buenos proletarios que somos, en un bus hacia la "llajta".

Llegamos y comenzaron las rondas de chicha comprada de algunos vecinos que vivían de su comercialización y las vendían en latas de manteca.

Hasta allí todo sin novedad. Sin embargo llego la hora del sacrificio. Algo que nos marcaría a muchos para toda la vida. El dueño de casa tenía una pequeña granja, la sorpresa era que veríamos todo el proceso que implicaba la preparación de nuestro alimento.

Así pues comenzó el combate, el perro a quien llamaré "canito" tenía los minutos contados. El anfitrión junto con un ayudante comenzaron la faena. Se sentía en el ambiente el miedo del animal. Lo tomaron entre los dos uno del cuerpo y otro del cuello y sucedió la primera estocada. Un punzón directo al corazón. El animal comenzó a desangrarse y su corazón literalmente chisgueteaba sangre por lo menos 30 centímetros en todas direcciones. Canito gritaba, mientras la sangre parecía ir llenando su sistema respiratorio. Un nudo se hacía en nuestra garganta al ver y oir semejante espectáculo.

Finalizada la ejecución algunos compañeros estudiantes de medicina sacaban provecho al proceso analizando y comentando los órganos de canito mientras era literalmente descuartizado. Otros decidimos cooperar en la preparación del fuego o simplemente jugar al famoso "sapo".

Tengo que aclarar que mi compañero, de quien reservo la identidad porque no quiero que su familia o grupo racial sea objeto de maldiciones, no pertenece a los famosos ponchos rojos, hasta donde tengo entendido tampoco es oriundo de Achacachi o provincias rurales andinas. Es más creo que está diametralmente opuesto a ellos genética y filosóficamente hablando.

Terminó la reunión la cual se extendió hasta la madrugada del día siguiente. Nadie mencionó lo sucedido respecto al sacrificio y en general cuando recordamos el viaje preferimos hablar del número de latas de manteca de chicha que nos tomamos o del atrevimiento de uno de los invitados de dormir a la intemperie a quien llamaré NN. Dormir en pleno invierno en Cochabamba sin siquiera una manta y bajo la luna es digno de ser recordado.

De todas formas fue una jornada inolvidable. Los que no fueron se perdieron muchos hechos memorables de los cuales quizá hable algun día más adelante si es que me como "galletas gritón" .

Fe de Erratas:

1. En el título debería decir "más CaRnívoro" en vez de "Canívoro "
2. Donde dice "perro" debería decir "cerdo".
3. Donde dice "canito" debería decir "porky"
4. La primera foto no corresponde. Sustituir por la siguiente:

Moraleja de la historia:

- No todos los que sacrifican animales son unos malditos racistas, ni llamas, ni pertenecen a Achacachi o los Ponchos Rojos.

- Gracias a Dios en la granja no habían cámaras de televisión o espectadores apasionados. De otra forma fija lija que nos linchaban y no la contábamos.

- El chicharrón es un plato delicioso. Me encantan los de Irpavi en La Paz.

- La chicha destruye el estómago al día siguiente. Procesos químicos de fermentación según me explicó uno de los médicos invitados.

- El proceso más cotidiano del mundo puede generar odios cuando hay predisposición.