Han pasado tres meses y días desde que Evo Morales llego a la Presidencia de la República de Bolivia y ya surgen las primeras protestas. En un país como Bolivia, uno de los más pobres del continente, se esperaría que las protestas surgieran de los sectores más desposeídos y necesitados, sin embargo esto no esta sucediendo así, no porque el Excelentísimo Evo haya terminado con la pobreza en tan corto tiempo ni mucho menos, sino que al parecer quienes pierden más con el nuevo gobierno son los que cuentan con mayores incentivos a detener el inevitable proceso de reasignación de poderes que se esta produciendo.
Pensándolo bien es completamente lógico que la oligarquía cruceña sea la primera en levantar voces y rasgarse la vestiduras por que no se atendieron sus “modestos”pedidos de nuevos ítems en salud y educación. Tan sólo a tres meses de pasar la posta de gobierno Costas, Dabdou y compañía desarrollaron un nuevo espíritu filantrópico. ¿Cuando le pidieron al gobierno más salud y educación cuando los gobernantes de turno pertenecían a sus logias? Al parecer todo indica que son los mejores aprendices de don Jaime Solares, a quien gracias a Dios ya nadie le cree. Esperemos que la población cruceña no se deje manipular por falsas consignas y que cuando reclame lo haga por causas alcanzables y solidarias para todo el país.
Lastimosamente esta lucha de poderes conlleva una reasignación de recursos que no es la óptima. El escenario actual plantea que para calmar a nuestros oligarcas cruceños habrá que darles un trato preferencial al que tiene el resto del país, o peor aún en que caigamos en una espiral donde cada vez sean más los sectores que a plan de protestas pidan “regalos” del gobierno.
Pese a todo el desprecio que pudiera causar la imagen de hordas [nótese lo rico y didáctico del lenguaje según la definición: Horda. 1. f. Comunidad de salvajes nómadas; 2. f. Grupo de gente que obra sin disciplina y con violencia] luchando por el poder, debe quedar claro que esta lucha no terminó el día que Evo Morales se erigió como nuestro presidente. La lucha comenzó aquel día, y con seguridad no terminará hasta que tengamos un claro ganador.
Nadie puede aventurarse a decir ahora quien nos conviene que gane, que por cierto tiene sus matices, ¿quiénes somos todos? ¿los pobres? ¿los ricos? ¿los de clase media? ¿un promedio ponderado de todas las clases? ¿con que ponderadores? ¿educación? ¿salud? ¿número de prestes que podemos pasar en 10 años explicado por niveles de ingreso? ¿calidad y número de conjuntos musicales de cada preste? ... la lista es interminable.
Pero no nos confundamos tratando de adivinar el futuro, donde alguien estará mejor, alguien estará peor, y muchos estarán igual (igual de mal). Preocupémonos del presente donde la gran mayoría de nosotros somos civiles heridos de guerra. Elegimos un Presidente (bueno o malo) y lo elegimos por 5 años. Seamos consecuentes y por alguna vez en la vida tratemos de ser ordenados, es un comienzo simple pero ¿por algún lado hay que comenzar no? Es bueno que el río este revuelto, pero ¿hay necesidad que nos estemos golpeando con las cañas o que tratemos de volcar la barca del vecino?
Pensándolo bien es completamente lógico que la oligarquía cruceña sea la primera en levantar voces y rasgarse la vestiduras por que no se atendieron sus “modestos”pedidos de nuevos ítems en salud y educación. Tan sólo a tres meses de pasar la posta de gobierno Costas, Dabdou y compañía desarrollaron un nuevo espíritu filantrópico. ¿Cuando le pidieron al gobierno más salud y educación cuando los gobernantes de turno pertenecían a sus logias? Al parecer todo indica que son los mejores aprendices de don Jaime Solares, a quien gracias a Dios ya nadie le cree. Esperemos que la población cruceña no se deje manipular por falsas consignas y que cuando reclame lo haga por causas alcanzables y solidarias para todo el país.
Lastimosamente esta lucha de poderes conlleva una reasignación de recursos que no es la óptima. El escenario actual plantea que para calmar a nuestros oligarcas cruceños habrá que darles un trato preferencial al que tiene el resto del país, o peor aún en que caigamos en una espiral donde cada vez sean más los sectores que a plan de protestas pidan “regalos” del gobierno.
Pese a todo el desprecio que pudiera causar la imagen de hordas [nótese lo rico y didáctico del lenguaje según la definición: Horda. 1. f. Comunidad de salvajes nómadas; 2. f. Grupo de gente que obra sin disciplina y con violencia] luchando por el poder, debe quedar claro que esta lucha no terminó el día que Evo Morales se erigió como nuestro presidente. La lucha comenzó aquel día, y con seguridad no terminará hasta que tengamos un claro ganador.
Nadie puede aventurarse a decir ahora quien nos conviene que gane, que por cierto tiene sus matices, ¿quiénes somos todos? ¿los pobres? ¿los ricos? ¿los de clase media? ¿un promedio ponderado de todas las clases? ¿con que ponderadores? ¿educación? ¿salud? ¿número de prestes que podemos pasar en 10 años explicado por niveles de ingreso? ¿calidad y número de conjuntos musicales de cada preste? ... la lista es interminable.
Pero no nos confundamos tratando de adivinar el futuro, donde alguien estará mejor, alguien estará peor, y muchos estarán igual (igual de mal). Preocupémonos del presente donde la gran mayoría de nosotros somos civiles heridos de guerra. Elegimos un Presidente (bueno o malo) y lo elegimos por 5 años. Seamos consecuentes y por alguna vez en la vida tratemos de ser ordenados, es un comienzo simple pero ¿por algún lado hay que comenzar no? Es bueno que el río este revuelto, pero ¿hay necesidad que nos estemos golpeando con las cañas o que tratemos de volcar la barca del vecino?
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